lunes, 31 de octubre de 2011

13. Circo.

¡Vaya circo!
Payasos, ilusionistas, malabaristas
tiquetes, publicidad, y más payasos
vaya circo...

Te juzgan, te aplastan,
te alientan,
y te aplauden.
Pero no tienen idea de lo que haces,
ni cómo lo haces.
Para ellos sólo es reír,
sólo es salir a la calle y mirar hacia el piso,
y olvidarse que existes.
Olvidar que son más que sombras,
más que señaladores,
más que una silla ocupada,
o una rata aplastada en la carretera.

Todo lo limpia la lluvia,
pero necesita tiempo.

Luego,
cuando ya nadie cree en ti,
y tus suspiros sólo los escucha una lluvia fría,
y celosa,
y el aliento del día de mañana se asoma,
y te mira,
y recuerdas cada voluntad muerta,
y escuchas cada gota caer,
los charcos, los truenos,
y sientes la brisa fría,
más cálida que las risas frías...
...luego, dejas de ser

Y tu sombra se confunde,
o se une a la de aquel señalador,
a la de aquel enmascarado de la primera fila,
que te observa tratando de descubrir el secreto.
Tu ilusión.

¡No!, no es casualidad que cada gota caiga por separado,
no es locura de los perros ladrarle a la lluvia que cae sobre el techo,
a los truenos,
y a los desconocidos que invitas a tu hogar,
cuando te distraes viendo a los harapientos
y olvidas la ropa que tenías el día anterior.

Descubrir que no existe el bien y el mal,
es descubrir el truco mejor guardado del circo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario