jueves, 3 de noviembre de 2011

14. Perro.

¡El perro se alegró!
Estaba ahí, a un lado de la carretera
no fue fácil verlo la segunda vez,
él andaba en sus asuntos,
y yo... pues, la primera vez andaba en los míos.

Las oportunidades tienen cara de perros.
Por un momento recordé que también soy un animal
y olvidé que lastimosamente
a veces soy muy humano.

Ya quisieran los dioses sentir la alegría
que sentí al ver tu cola batiéndose apenas
con la poca energía que tenías.
Ya quisiera yo sentir algún día
la alegría que sentiste en ese momento,
y compartirla con aquellos que te ignoraron.

Gracias por no agradecerme,
no directamente.
Ahora tres sabemos el secreto.